
PRIMICIA. – Con profunda indignación y dolor, la comunidad educativa y familiar del menor Jeremías Belito, de 14 años, llora una pérdida que pudo evitarse. A las 7:30 de la mañana, mientras se dirigía con ilusión y compromiso a su colegio, el adolescente sufrió una grave caída.
Sus compañeros y docentes, alarmados por la gravedad de sus heridas, actuaron de inmediato y lo trasladaron al centro de salud del centro poblado de Warirumi. Sin embargo, lo que encontraron fue desgarrador: las puertas estaban cerradas y no había personal médico alguno.
Ante la desesperación, decidieron llevarlo hasta el centro de salud de Parco Alto, donde, según denuncian los familiares, se negaron a brindarle atención. Sin opciones, optaron por trasladarlo al hospital de Lircay, pero en el camino Jeremías perdió la vida. Una vida joven, con sueños por cumplir, fue apagada por una cadena de negligencias imperdonables.
Jeremías era estudiante de la Institución Educativa «José Abelardo Quiñonez» y vivía en el anexo de Ocupilla, perteneciente a la comunidad de Chontacancha, distrito de Anchonga de la provincia de Angaraes, junto a sus padres, quienes hoy, desde su humilde hogar, enfrentan la pérdida con el corazón destrozado. Claman por justicia, pero también por apoyo para poder trasladar el cuerpo de su hijo a su comunidad natal.
Los familiares exigen que la Dirección Regional de Salud de Huancavelica investigue con celeridad y sancione de manera ejemplar a los responsables de que no hubiera personal médico en Warirumi y a quienes, en Parco Alto, se negaron a brindar atención de emergencia. La vida de un niño no puede depender del azar ni de la irresponsabilidad institucional.
Hoy Jeremías no regresó a casa. Que su partida no sea en vano. Que la indignación se convierta en acción y el silencio en justicia.